De sueños locos y bailarines por media calle

domingo, 21 de abril de 2013
Hay ideas que surgen sin saber cómo ni por qué. El viernes me llamaron de un periódico y abrieron la entrevista con la pregunta "¿de dónde nació esta iniciativa?". En mi cabeza se agolparon las razones y en aquel momento no recuerdo bien qué respondí. Ahora pienso que la razón principal por la cual me gusta crear experiencias de este tipo es porque creo que allá afuera hay personas con una pasión tan grande por lo que hacen que necesitan compartirlo con los demás.

Hace 22 días comencé una convocatoria que nunca supuse hasta dónde iba a llegar -y creo que aún no lo sé-. El amor y el interés de la gente por "Un bailarín por esquina" me comprobó que ese tipo de personas que esperaba encontrar sí existen y son mayoría. La convocatoria en redes sociales fue increíble, la cantidad de invitados llegó a ser más del triple que la inicial y al final terminamos siendo más de 650 personas involucradas de una u otra forma en el evento.

Hoy que se hizo realidad la intervención, la vida de muchos de nosotros se llenó de magia. Yo le llamo magia a la cantidad de personas que asistieron, que fueron según mis cálculos más de 60 personas. También a toparme a algunos bailarines rodeados por un círculo de más de 100 personas. Otros, mezclándose entre el paso de la gente y demostrando que en una acera se pueden hacer muchas más cosas que caminar. Magia es que entre todos hubiera tantas ganas de hacer las cosas y tanta creatividad para enfrentar las adversidades de bailar en la calle. Podríamos entre todos juntar mucho más de 100 razones que justifiquen que bailar en la calle es magia.

Aunque no los haya podido encontrar a todos, para mí fue mágico irme encontrando bailarines por toda la ciudad mientras corría de un lado para otro. Poco a poco me fui topando con tango, flamenco, hip hop, belly dance, electro y ballet. Incluyendo a los que no vi, puede ser que hayamos puesto en la calle a más de 10 estilos de baile diferentes.

Como todo experimento, la primera vez tiene sus glorias y sus fallos. Pese a eso, cumplimos el objetivo. Nosotros, los que necesitamos compartir nuestra pasión, llenamos San José de baile. Si cambiamos la manera de ver la ciudad, si le hicimos el día a alguien o le cambiamos la vida, nunca lo sabremos. Lo que sí sabemos es que bailar en la calle, pese a sus adversidades, es una experiencia que todo bailarín debería vivir. 

Gracias a todos los involucrados, los que bailaron, los que prestaron equipo, los que detuvieron su paso para ponernos atención. Ojalá este sea el inicio de un sueño. ¡Que viva el arte en la calle!


 
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