La pequeña nació un día
que estaba borracho Dios
por eso, en su voz,
dolían tres clavos zurdos...
¡Nacía con un insulto en la voz!
María nació de la compasión. A la vida le dio un pesar terrible el dejarme para siempre sin la única figura masculina que tenía en mi vida -que de por sí ya estaba un poco ausente- y me regaló un padre postizo del cual me enamoré, formando una dependencia inevitable.
María nació conmigo y yo no me di cuenta. Siempre estuvo presente, registrada bajo el mismo número de identidad. Antes era solo un misterioso segundo nombre del cual nadie se hacía responsable, simplemente había aparecido en mi partida de nacimiento. Lo que pasa es que era hija de otro padre, ese que la vida me dio cuando desapareció el primero: padre Tango.
La Niña tuvo otra niña
que es ella misma y no es tanto.
ser gotas del mismo llanto.
Lo notaron los que me veían en la milonga. Ya no era esa chiquilla que caminaba con sus tennis de astronauta, saltando torpemente de nube en nube. La artista ilusa que con letras y colores se construye el porvenir, la que se enamora de verdad cada vez que puede y no debe. Sin miedo, esa mujer se ponía tacón aguja, se acomodaba en el pecho de algún hombre, cerraba los ojos y se dedicaba a volar.
Yo soy María de Buenos Aires
soy la más bruja cantando ¡y amando también!
Si el bandoneón me provoca... ¡tiará, tatá!
le muerdo fuerte la boca... ¡tiará, tatá!
con diez espasmos en flor que yo tengo en mi ser.
La veo como el impulso oscuro que me guía hacia los límites que yo no me atrevo a transgredir. Ya la sentía antes de descubrirla, cuando en la oscuridad de cualquier eventualidad se subía al escaparate de la noche y se daba la libertad de acomodarse entre un par de labios. Era su manera de combatir la soledad. La mía es un tanto diferente, basada en la imaginación, los suspiros y los castillos. Lo único que nos hace coincidir es que al final de la noche, al bajar la luz de la lámpara, estamos solas -that's why the lady is a tramp-
María de un whisky, María en las rocas,
que gusto - a la vuelta - ¡tendrás en la boca!
No voy a decir que siempre soy una o la otra. La ventaja de ser dos es que se pueden vivir dos historias que convergen. Es un ritmo de vida muy duro -uno de 8 a 5, otro de 6 a 3-. Si bien una diseña, escribe, suspira y trata de ser responsable y la otra baila, canta, conquista y se divierte, a veces a alguna le da por meterse en la labor de la otra. Y de repente, en medio beso desconocido siento unas ganas profundas de llorar de amor y miedo. Al fin y al cabo, nacimos bajo el mismo número de identidad.
Un bandoneón que mi tristeza tiene escrita,
hoy dos temblores me ha mezclado en la garganta:
con gusto a Sur, me dio el temblor de milonguita,
y otro - peor - ¡que sabe a Norte y nadie canta!
Debatirse entre el otoño y el verano, los sueños melancólicos y los de lucha, entre el cenizo y el rojo. Vivir entre dos mujeres de personalidad fuerte, que siempre tratan de imponer su decisión sobre la otra. Ser la tercera y cuarta hija de la Cruz del Sur no es fácil. Explicar el por qué de esto puede llegar a ser imposible. Que signo móvil, que vida difícil, que afán cinematográfico, que neurosis. El resultado no puede ser más que extraño, el único consuelo es que para lo que una no puede enfrentar, siempre está la otra.
Yo soy María de Buenos Aires
de Buenos Aires María, ¡yo soy mi ciudad!
María Tango, María del arrabal,
María noche, María pasión fatal
¡soy yo!
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Intertextos:
Intertextos:
María de Buenos Aires: Opereta de Astor Piazzolla, textos de Horacio Ferrer
Preludio para la Cruz del Sur: Milonga de Astor Piazzolla, textos de Horacio Ferrer
María: Tango de Anibal Troilo, textos de Cátulo Castillo
The Lady is a Tramp: Canción de Richard Rogers, textos de Lorenz Hart
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