Que una mano en la espalda puede ser el camino a la gloria.
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A leer la música como si fuera un guión e interpretarlo con mi cuerpo.
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Que un estilo de música se puede volver un estilo de vida.
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A volar sin necesitar un tiquete, solo una copa de vino, una buena orquesta y un buen abrazo.
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Que el violín le dicta a la mujer un camino hacia la luna
y el piano le dice al hombre cómo hacerla volar hasta allá.
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A caminar en taco aguja desafiando la ortopedia.
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A decir "Pugliese, Pugliese, Pugliese" como fórmula infalible para el éxito.
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A descubrir la femme fatale que todas llevamos dentro.
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Que bailarlo es hablar un idioma de a dos.
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Que la fuerza y la permanencia de un abrazo es la base de una comunicación perfecta.
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Que un bandoneón puede ser un arma de fuego.
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Que un bandoneonista puede ser un asesino.
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A abrirme paso en el mundo con un sentimiento.
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Y tantas otras cosas que talvez no se puedan escribir o no recuerde en este momento...
Pero sobre todas las cosas, el Tango me enseñó lo que es cerrar los ojos, tener escalofríos, llorar de emoción.
Me enseñó lo que es SENTIR, ni más ni menos.
Por esa sencilla razón es que quiero enseñarlo a los demás.
Sol-do!
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