Llevaba ella, encajados en el alma,
un par de tacos milongueros.
Tenía bordado el ritmo en su pollera
y cargaba otro acento en sus traspiés.
Vos la tenías junto a tus pasos
en una cadencia sumisa.
Hacías cuarteto de pies arrabaleros
con aquella mujer de diccionario.
No pesaba más de media libra
de inquietudes y puerilidades
No era aquella niña marchita
obsesionada con aterrizar.
La que se encontraba pululando
grupos de letras en otra esquina
mientras drenaba su presencia
aquella importación de sutileza.
Porque vive en otro planeta
en el que se sueña en vez de bailar.
Por eso está siempre distante
mientras se empeña en perdurar.
Pero no es que sea solo una infante
pues es lumbre negra por las noches.
Es solo que sus zapatos de astronauta
se han atorado con tanta luz de estrella.
Porque a veces siento que no sirvo para esto... Menos en días como estos, en los que me da miedo que por terceros llegue a empacharme... Porque el tango no va con mi personalidad, Danimu no es ágil, mucho menos (MUCHÍSIMO menos) sensual...
Pero... a lo mejor Estela sí... sólo que ella no se imaginaba bailando, más bien cantando... pero Don Dios es así de vacilón a veces...
0 chamuyos:
Publicar un comentario